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Teletrabajo: Ley de la oferta y la estafa

Teletrabajo

Imagina despertarte un lunes por la mañana, disfrutar de una taza de café, y dirigirte a tu oficina… que resulta estar a sólo unos pasos de tu cama. Suena ideal, ¿verdad? El teletrabajo, o trabajar desde casa, se ha presentado como una utopía laboral para muchos en la era post-pandemia. No más viajes largos, no más comidas apresuradas, y el lujo de trabajar en pijama. Sin embargo, aunque el sueño del teletrabajo es muy atractivo, la realidad puede ser sorprendentemente diferente. No todo es lo que parece. Hoy, queremos hablarte precisamente de eso, de lo que ocurre cuando algo bueno se pervierte, convirtiéndose en algo decepcionante. Así que vamos al lío, bienvenid@ a Teletrabajo: La ley de la oferta y la estafa.

El teletrabajo en la era post-pandemia:

Después del caos inicial que nos trajo la pandemia, con las adaptaciones rápidas y el cambio forzado al trabajo remoto, muchas empresas descubrieron que el teletrabajo podría ser más que una solución temporal. Las encuestas indicaban que los empleados estaban contentos, se sentían más productivos y, lo más importante, querían continuar con esta modalidad incluso después de que la pandemia hubiera pasado. De hecho, muchas búsquedas actuales de empleo se basan en la premisa de “permíteme teletrabajar”. Así que, como respuesta, muchas empresas comenzaron a ofrecer teletrabajo como una característica permanente en sus ofertas de empleo. Pero, ¿eran esas promesas?

Las falsas promesas en torno al teletrabajo:

Has visto los anuncios: “Únete a nuestro equipo – 100% teletrabajo”, o “Ven a trabajar con nosotros – flexibilidad total con días ocasionales en la oficina”. Estas promesas se han convertido en el cebo perfecto para atraer a profesionales deseosos de equilibrar su vida laboral y personal. Sin embargo, para muchos, estas promesas resultaron ser más aire que realidad. Lo que comenzó como una oportunidad de trabajo flexible se convirtió rápidamente en días consecutivos “ocasionales” en la oficina y la expectativa de estar disponible en cualquier momento, simplemente porque estás en casa. Un escenario muy diferente al que se pintó al principio.

¿Por qué está pasando?

No queremos decir que todo esto sea culpa de la pandemia. Los tiempos cambian. Lejos quedó la época en la que sólo uno de los progenitories trabajaba. Hoy en día trabajamos todos. Toda la unidad familiar en edad de trabajar (y que no está en paro). La educación de nuestros hijos se ve supeditada a clases extraescolares, deportes fuera del horario de clases. Que al niño te lo recoja la vecina…

Esto pasa por que no tenemos tiempo, no podemos duplicarnos y estar en todas partes. Y esto, no lo decimos sólo por las familias con hijos. Nosotros queremos aprovechar el tiempo. La consabida frase de: No vives para trabajar, trabajas para vivir. Si, pero con esta inflación… La vida se ha puesto por las nubes. Precisamos mejores salarios, pero queremos más tiempo. Trabajar de forma más sostenible. No perder el tiempo en la M-40, no comer de tupper mientras ves TikTok en un office con mesas pequeñas. Necesitamos darle sentido a nuestro tiempo, necesitamos vivir mejor. Y eso, se ha convertido en una exigencia para la gente más joven. Atraer talento es fácil, si sabes como. El problema está en retenerlo, y ahí, joven padawan, es donde radica la pega de las falsas promesas empresariales.

La era post-pandemia trajo consigo una redefinición de lo que muchos consideran una vida laboral ideal. A medida que las personas comenzaron a experimentar los beneficios del trabajo desde casa, no es de extrañar que el teletrabajo ascendiera en la lista de prioridades de muchos candidatos a la hora de buscar empleo. Y claro, donde hay demanda, hay oferta. Pero no todas estas ofertas han sido lo que aparentan.

1. La creciente demanda del teletrabajo y cómo las empresas se han adaptado (o al menos eso dicen).

Las estadísticas no mienten. Diversas encuestas y estudios han mostrado que un alto porcentaje de empleados, tras experimentar el teletrabajo, preferirían seguir haciéndolo al menos parcialmente. Esto ha llevado a que muchas empresas, en su afán de atraer talento, comiencen a incorporar el teletrabajo en sus propuestas laborales. Algunas lo hicieron de manera genuina, adaptando sus infraestructuras y culturas corporativas para acomodar este nuevo modelo. Otras, en cambio, sólo lo han utilizado como un anzuelo, sin tener realmente las capacidades o la intención de cumplir con estas promesas a largo plazo.

2. Las grandes promesas: “Trabajarás desde casa”, “Solo vendrás a la oficina ocasionalmente”.

Los portales de empleo están repletos de estas ofertas. A primera vista, parecen ser el sueño de todo candidato que busca una mayor flexibilidad en su vida laboral. Sin embargo, una vez que se firma el contrato y comienza la rutina, la realidad puede ser muy diferente. Algunas empresas han interpretado el “teletrabajo” como simplemente trabajar desde casa un par de horas a la semana, o peor aún, como una excusa para esperar que los empleados estén disponibles en cualquier momento del día, todos los días. Y esos días “ocasionales” en la oficina pueden comenzar a parecer sorprendentemente regulares, hasta que te das cuenta de que estás haciendo el mismo viaje que hacías antes. Sólo que a un salario muy poco competitivo.

Como te explico esto… Algunas empresas hacen ofertas con salarios ajustados alegando que ya que no vas a tener que invertir en transporte o en comer fuera de casa, es lo justo. Error número uno. El salario no sólo debería ser el mismo, sino que debería ser un poco mejor. A fin de cuentas tu no estás generando gasto extra en infraestructuras. Además, valga decir que existen “ciertos” requisitos que deben cumplirse para que el trabajo remoto sea óptimo. Pero eso, lo veremos otro día… Centrémonos en lo importante: Lo que no puede pasar.

Para muchos, dar el salto de cambiar de trabajo es un salto de fe. Lo arriesgan por una mejora, y cuando ven que la realidad en la que se convierte la panacea que les ofrecían es mentira el sentimiento de engaño puede ser desmoralizador. Se prometió una cosa y se entregó otra, y ahora te encuentras atrapado en un trabajo que no cumple con tus expectativas ni con las promesas que se te hicieron. A continuación, veremos cómo estas prácticas no solo son perjudiciales para los empleados, sino también para las mismas empresas que las practican.

La realidad tras las ofertas

El mantra del teletrabajo se ha inculcado en nuestra psique como un rayo de esperanza para un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal. Las promesas de días ocasionales en la oficina, la posibilidad de trabajar desde la comodidad de tu hogar y la flexibilidad son increíblemente atractivas. Sin embargo, cuando esa flexibilidad se convierte en una constante exigencia de presencia física en la oficina, las cosas pueden volverse turbias. Veamos algunas experiencias reales que reflejan esta problemática.

Lo que nos han contado.

Nosotros, al dedicarnos a lo que nos dedicamos, vemos constantemente todo tipo de casos y situaciones en temas empresariales y laborales. Tenemos muchísimas anécdotas que podríamos contar (si nuestra política de privacidad contractual no fuese tan estricta). Pero, aunque no podemos poner cara a esas situaciones si podemos ponerte algunos ejemplos de cosas que nos han llegado a decir:

Ana, desarrolladora web: “Me prometieron que sólo tendría que ir a la oficina dos veces a la semana. Estaba emocionada, pues esto me permitiría cuidar mejor de mis hijos. Sin embargo, dos meses después, esos ‘dos días’ se convirtieron en cuatro. Y si me resistía, sentía la presión sutil de que no estaba ‘comprometida‘ con el equipo.”

Javier, diseñador gráfico: “Me vendieron la idea de un horario flexible, pero resultó que esperaban que estuviera disponible incluso después de horas. En realidad, me sentía como si estuviera trabajando 24/7.”

Carla, especialista en marketing: “Me cambié de ciudad por una oferta que decía ser 100% remota. Pero a los pocos meses, me dijeron que debía trasladarme a la oficina central al menos una semana al mes. Eso nunca fue parte del trato.”

Estas son sólo algunas afirmaciones que nos han contado algunos de los trabajadores con los que hemos tenido el privilegio de hablar a lo largo de nuestra trayectoria profesional. Las consecuencias no son solo logísticas, sino que también afectan el bienestar mental y emocional de los empleados.

Las implicaciones psicológicas y de bienestar del empleado al sentirse engañado.

Sentirse engañado o traicionado por tu empresa puede tener profundas repercusiones psicológicas. Estos son algunos de los impactos más comunes:

  • Baja moral y desmotivación: Cuando sientes que tu empresa no cumple con su palabra, es difícil mantener un alto nivel de entusiasmo y compromiso.
  • Estrés y ansiedad: La incertidumbre constante sobre las expectativas reales y la sensación de estar siempre “en guardia” puede aumentar los niveles de estrés.
  • Desconfianza hacia la empresa: Una vez que se rompe la confianza, es difícil de recuperar. Esto puede llevar a una relación laboral tensa y menos colaborativa.
  • Impacto en la salud mental: La sensación constante de estar siendo vigilado, o de no tener claro cuáles son las reglas del juego, puede llevar a problemas de salud mental a largo plazo, como el burnout.

La realidad es que, más allá de los inconvenientes logísticos, jugar con las expectativas y bienestar de los empleados es un juego peligroso. Las empresas que optan por hacer promesas vacías no solo arriesgan la satisfacción de sus empleados, sino también su reputación y capacidad para atraer y retener talento en el futuro.

El mito del siempre disponible

Con el teletrabajo y la tecnología, la línea que separa la vida laboral y personal se ha vuelto cada vez más difusa. Se ha gestado una expectativa no declarada pero profundamente arraigada de que, si estás trabajando desde casa o incluso fuera del horario tradicional de oficina, deberías estar disponible. Aunque puede parecer una simple adaptación al nuevo mundo, en realidad esconde problemas más profundos.

El lado oscuro del teletrabajo: ¿realmente se respeta el horario laboral?

El teletrabajo ha ofrecido una serie de ventajas, como evitar tiempos de desplazamiento y permitir una mayor flexibilidad. Pero también ha abierto la puerta a una nueva expectativa: la disponibilidad constante. Para algunos empresarios, la idea es que, si un trabajador no tiene que desplazarse físicamente, ¿por qué no podría responder a un correo electrónico a las 9 p.m. o asistir a una reunión a las 7 a.m.?

Este constante acceso crea una presión implícita para estar siempre conectado, dando lugar a la pérdida de los límites entre el trabajo y el tiempo personal.

Las consecuencias del “burnout” y cómo puede afectar la salud mental y física del empleado.

El “burnout” o agotamiento laboral no es una novedad, pero con el aumento del teletrabajo y la expectativa de estar siempre disponible, se ha convertido en un problema aún más grave. Las implicaciones de este estado de agotamiento crónico incluyen:

  • Salud mental comprometida: Ansiedad, depresión y sentimientos de desesperanza pueden surgir cuando un empleado siente que nunca puede desconectarse del trabajo.
  • Físico deteriorado: El estrés crónico puede llevar a problemas cardíacos, insomnio, dolores de cabeza y otros problemas de salud.
  • Disminución de la productividad: Paradójicamente, la presión de estar siempre disponible puede llevar a una disminución de la productividad, ya que los empleados no tienen tiempo para recargar energías y enfrentar cada día como un día nuevo.
  • Relaciones personales afectadas: Cuando el trabajo invade constantemente el tiempo personal, las relaciones con familiares y amigos pueden sufrir.

El “burnout” no es solo perjudicial para el trabajador. Las empresas también sienten el impacto en forma de mayor rotación de personal, menor satisfacción del cliente debido a errores o disminución de la calidad del trabajo, y la necesidad de invertir en reclutamiento y formación de nuevos empleados.

La verdad es que la expectativa de estar “siempre disponible” no es sostenible a largo plazo, ni es beneficiosa ni para el empleado ni para la empresa. Las empresas que quieran prosperar en esta nueva era digital deben reconocer la importancia de establecer límites claros y de cuidar el bienestar de sus empleados.

Razones detrás de las Falsas promesas

El panorama laboral ha experimentado cambios radicales en las últimas décadas. En el intento de adaptarse y seguir siendo relevantes, algunas empresas pueden hacer promesas que no están completamente preparadas para cumplir. Pero, ¿Cuáles son las razones fundamentales detrás de estas falsas promesas?

La necesidad de las empresas de atraer talento en un mercado laboral competitivo.

El talento es, sin duda, uno de los activos más valiosos para cualquier empresa. En un mercado saturado, donde múltiples empresas compiten por los mismos profesionales cualificados, las organizaciones se ven presionadas para ofrecer paquetes laborales más atractivos. Las propuestas de teletrabajo, horarios flexibles y otros beneficios se han convertido en herramientas esenciales para captar la atención de posibles candidatos.

Sin embargo, a veces, esta necesidad de destacar puede llevar a hacer promesas prematuras sin la infraestructura o la cultura corporativa adecuada para respaldarlas.

Las brechas en la comunicación interna y la falta de preparación de las empresas para el verdadero teletrabajo.

El teletrabajo no es simplemente trasladar las tareas de la oficina a casa. Requiere una reestructuración completa de cómo opera la empresa, desde la tecnología y las herramientas hasta la cultura y las expectativas. Muchas empresas, en su prisa por adaptarse, no evaluaron completamente qué implica esta transición.

Además, la falta de comunicación interna puede exacerbar estos problemas. Si los líderes de la empresa tienen una idea, pero los gerentes y supervisores directos tienen otra, esto puede llevar a expectativas contradictorias y promesas que no se cumplen.

Estos desafíos apuntan a una necesidad de reflexión y adaptación más profundas. Las empresas que quieran implementar el teletrabajo y otras modalidades flexibles deben hacerlo con una planificación adecuada y un compromiso genuino con el bienestar y la satisfacción de sus trabajadores, en lugar de simplemente seguir la última tendencia laboral. No se trata de “mandarlos a casa“, se trata de proveer al trabajador de las herramientas adecuadas, no sólo para interactuar con la empresa, sino para gestionarse a si mismo y a su trabajo.

Identificar y evitar ofertas engañosas

No se trata solo de protegerse de experiencias laborales negativas, sino de asegurar un entorno donde uno pueda prosperar profesional y personalmente. A continuación, te presentamos algunas trucos y consejos para no pifiarla demasiado. Claro que todo va a depender de ti, de lo que tu pretendas leer y comprender dentro de cada oferta, pero… por nosotros que no sea:

Consejos y recomendaciones para evaluar ofertas de empleo.

  1. Lee entre líneas: No te quedes solo con las grandes promesas. Presta atención a los detalles. Si una oferta destaca un horario flexible pero no especifica los límites de esa flexibilidad, puede ser una señal de alerta.
  2. Haz preguntas claras en la entrevista: Durante el proceso de selección, no temas indagar sobre los aspectos que consideras esenciales. Por ejemplo, si valoras el teletrabajo, pregunta concretamente cuántos días a la semana se espera que estés en la oficina.
  3. Practica la escucha activa: No te quedes solo en el contenido de lo que te cuentan, sino en cómo se comunican. Si detectas ambigüedad o evasivas, podría ser una señal de que no todo está claro.

La importancia de investigar y hablar con actuales o antiguos empleados antes de aceptar una oferta.

Una de las mejores maneras de obtener una visión realista de una empresa es hablar con quienes ya han estado o están actualmente en sus filas.

  1. Utiliza plataformas como Glassdoor o LinkedIn: Estas herramientas te permiten ver opiniones y comentarios de empleados actuales y anteriores sobre la cultura de la empresa, los beneficios, la gestión y más.
  2. Conecta con empleados: Si tienes la oportunidad, intenta establecer contacto con algún trabajador actual o pasado. Pregúntales abiertamente sobre su experiencia, las promesas hechas y si se cumplieron.
  3. Participa en ferias de empleo o eventos de networking: Estos eventos pueden ofrecerte la oportunidad de hablar directamente con representantes de la empresa y obtener una impresión más directa.

Te recomendamos que confíes en tu intuición (salvo si tu intuición te dice cosas como que tener una granja de Emús es buena idea). Si algo te parece demasiado bueno para ser verdad o simplemente sientes que algo no encaja, podría ser una señal para proceder con precaución. Las ofertas de trabajo deben ser beneficiosas para ambas partes, y asegurarte de que una propuesta se alinea con tus valores y expectativas es crucial para una relación laboral satisfactoria.

La responsabilidad de las empresas

Nos encontramos en una etapa de transición, y las empresas que deseen mantenerse a la vanguardia deben reconocer la importancia de adaptarse adecuadamente. La responsabilidad no se trata solo de mantener la competitividad, sino de garantizar una relación de trabajo saludable y beneficiosa para ambas partes. Veamos qué puedes -y debes- hacer tu, empresario, para tomar la delantera en este cambio.

La importancia del compromiso empresarial genuino con el bienestar del empleado.

Un trabajador satisfecho y motivado no solo es más productivo, sino que también refuerza una imagen positiva de la empresa y ayuda en la retención de talento. Para lograr esto:

  1. Entender las necesidades del trabajador: Cada trabajador es un mundo, y lo que funciona para uno puede no ser adecuado para otro. Las empresas deben esforzarse en comprender las necesidades individuales y colectivas de su plantilla.
  2. Promover un entorno de trabajo saludable: Esto implica no solo condiciones físicas adecuadas, sino también un ambiente psicológico saludable donde los empleados se sientan valorados y respetados.
  3. Capacitación continua: Las empresas deben invertir en formación, no solo en habilidades técnicas, sino también en aspectos como la comunicación, gestión del estrés y adaptación al cambio.

La necesidad de transparencia y honestidad en las ofertas y condiciones laborales.

La honestidad es fundamental para construir una relación de confianza. Las empresas que optan por ser transparentes en sus ofertas laborales cosecharán los beneficios a largo plazo.

  1. Claridad en las ofertas de empleo: Las descripciones de los puestos deben ser claras y detalladas. Evitar promesas vagas o ambigüedades que puedan generar confusión.
  2. Comunicación abierta: Las empresas deben fomentar un espacio donde los empleados puedan expresar sus inquietudes o dudas sin miedo a represalias.
  3. Consistencia en el mensaje: Lo que se comunica en las entrevistas y lo que se vive día a día en la empresa debe ser coherente. Las promesas hechas durante el proceso de selección se deben respetar y cumplir.

No se trata solo de seguir tendencias, sino de un compromiso de verdad con el bienestar de tus trabajadores. Las empresas que entiendan y adopten esta responsabilidad no solo serán vistas como lugares atractivos para trabajar, sino que también asegurarán un crecimiento sostenible en el futuro.

Para concluir

El teletrabajo ha venido para quedarse, transformando la manera en que concebimos y experimentamos el mundo laboral. No es solo una moda pasajera ni un simple beneficio laboral, sino una evolución necesaria que, cuando se implementa de forma adecuada, puede significar una revolución en el bienestar de los trabajadores.

El teletrabajo real es aquel que respeta la autonomía del empleado, valorando su tiempo y bienestar tanto como su productividad. Permite equilibrar de manera más efectiva la vida personal y laboral, dando espacio a las necesidades y aspiraciones individuales de cada persona. Sin embargo, esta modalidad de trabajo solo brilla en su totalidad cuando se basa en la confianza mutua, la comunicación abierta y la integridad de ambas partes.

Para los trabajadores, es esencial estar alerta, educarse y ser críticos con las ofertas laborales que se presentan. La promesa del teletrabajo no debe ser un velo que oculte condiciones laborales insatisfactorias o demandas excesivas. Es esencial aprender a leer entre líneas y buscar siempre la transparencia.

Las empresas tienen ante sí un reto, pero también una oportunidad. Al optar por hacer bien las cosas, no solo mejoran su imagen y retención de talento, sino que también fomentan un ambiente laboral más productivo, innovador y saludable.

Como sociedad, es hora de que reconozcamos que las mejores relaciones laborales son aquellas en las que ambas partes se sienten valoradas, respetadas y escuchadas. La intención en este momento es clara: para las empresas, ser más transparentes y coherentes en sus propuestas; y para los empleados, estar siempre dispuestos a luchar por un entorno laboral que realmente promueva su bienestar. El futuro del trabajo puede ser brillante, pero solo si nos comportamos como nos gustaría que se comportasen con nosotros.

Como en todo, hay maneras de hacerlo bien y maneras de hacerlo… digamos, no tan bien. Tener un teletrabajo real sobre la teoría y la práctica y que esté bien estructurado es esencial para garantizar el bienestar y la eficiencia de los trabajadores.

Ahora, si te preguntas: ¿Y cómo puedo optimizar esto en mi empresa? ¿Cómo puedo evitar caer en las trampas del teletrabajo mal gestionado? Bueno, aquí es donde entra EASYINTEGRA. Como consultoría, no solo entendemos los desafíos tecnológicos, sino también los humanos. Desde optimizar procesos hasta mejorar cadenas de valor de personal y análisis corporativo, estamos aquí para que tu transición al mundo digital sea impecable.

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