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¿Necesita tu empresa un consultor externo?

IA

Cuando hablamos de contratar a un consultor externo, a veces, la respuesta siempre es “yo no lo necesito”, “no va conmigo”, “mi marca va bien”… pero, ¿estás seguro de que estás optimizando al máximo todos tus recursos?

Si bien es posible que sientas que estás haciendo todo bien, es posible que un consultor externo pueda ver las cosas desde una perspectiva diferente y descubrir potenciales mejoras o nuevas estrategias que podrías estar pasando por alto.

Vamos a ponerte un ejemplo:

Imagina que eres un abogado.

Tu sabes de leyes, es más, dentro de tu profesión te has especializado en algo concreto: Penal, civil, familiar, inmobiliaria…

Imagina que quieres montar tu propio despacho. Hay muchísimas cosas que debes considerar a la hora de crear tu pyme (ya sea con tu propio nombre o con una SL o una SLU).

Vas a tener que aprender a llevar la contabilidad, gestionar personal, contratar servicios externos, tener en cuenta los impuestos… Pero recuerda que tu eres abogado, y seguramente, uno muy bueno.

Al principio, mientras arrancas tu marca, se levantan ante ti enormes muros que vas a tener que ir escalando. Está claro que dado tu perfil habrá cosas que se te darán mejor que otras, pero desde luego que vas a necesitar ayuda.

Al principio, para conseguir esta ayuda (piensa que lo más habitual es que montemos nuestra marca sin muchos fondos) vas a buscar tutoriales, preguntarás a amigos y/o conocidos, e intentarás abaratar al máximo los costes. Esto se traduce a sistemas de gestión que a ti no te supongan mucha complicación, porque, a fin de cuentas, eres tu el que va a trabajar.

Pasas tus primeros meses, ahogado, salvando un escollo a la vez: Da de alta la marca, busca clientes, busca un sistema de facturación, busca qué herramientas te van mejor dado tu presupuesto…

Pero si todo lo has hecho bien, y has conseguido tu primer cliente, todo ese problema de la estructura quedará relegado a un segundo plano, porque lo importante es facturar y hacerlo realizando el mejor trabajo posible.

Llegará el segundo cliente, y el tercero, y cuando quieras darte cuenta, necesitarás contratar personal. Bien, ya tienes a tu primer empleado… ahora céntrate en aprender sobre nóminas, seguridad social, bonificaciones a empleados…

Pero tienes que facturar más para poder mantener bien la estructura, así que tienes que dedicarte más aún a conseguir otros clientes…

Pero es que tienes un trabajador que debe aprender a usar tus herramientas, entender como trabajas y tu debes tener tiempo para transmitirle la cultura empresarial que estás forjando y hacer que sea completamente autónomo para que tu puedas seguir buscando clientes…

Es que el pez que se muerde la cola, y el día a día te devora. No tienes tiempo para centrarte en mejoras o en estandarizar procesos. Y las cosas se van desbordando de tus pequeñas cajitas de gestión. Cajitas que fueron creadas para contenerte a ti y a tu pequeño proyecto. Pero tu proyecto crece, y lo que a ti te servía para gestionar bien empieza a quedarse corto.

Así que hay que hacer modificaciones, debes encontrar un sistema de gestión de prospectos, un sistema de ticket, un modelo más escalable. Francamente, eres muy abogado y esto no ha hecho más que empezar, casi mejor ir creando una base estructural sólida para no tener que recoger el destrozo en unos años…

Pero no tienes tiempo para embutirte de tutoriales y hacer “ensayo y error”. Y es que, en todo este caos, uno se pregunta: ¿Dónde quedó el tiempo para lo que realmente me gusta y en lo que soy bueno? Y es que cada vez que se incorpora un nuevo desafío a la ecuación, te das cuenta de que tu atención se divide más y más. Te desvías cada vez más de tu especialización y te sumerges cada vez más en tareas que requieren habilidades completamente diferentes a las que cultivaste durante años de estudio y práctica.

Ahora imagina una alternativa. Imagina tener a alguien a tu lado que pueda llevarte de la mano a través de todos estos procesos. Un socio estratégico que conozca las idas y venidas de la creación y gestión de un negocio, que te pueda aconsejar sobre las mejores herramientas y prácticas para tu empresa y que pueda liberarte de algunas de las tareas más engorrosas y que requieren más tiempo, como la contabilidad o la administración de personal.

Esa es la promesa de un consultor o asesor de empresas. Alguien que puede desglosar esos grandes muros en escalones más manejables. Un experto en la gestión de negocios que puede ayudarte a trazar un camino claro a través del laberinto de tareas y responsabilidades que conlleva la creación, mantenimiento y expansión de una empresa.

Un buen consultor no solo te ayuda a implementar soluciones efectivas, sino que también te ofrece un par de ojos frescos y un punto de vista objetivo. Puede ser la voz de la experiencia que te ayude a evitar errores comunes y te guíe hacia las mejores prácticas. Y lo más importante, puede liberarte para hacer lo que mejor sabes hacer y para lo que creaste tu empresa en primer lugar.

Te diré algo, no tienes que hacerlo todo tú solo. Y a veces, la inversión en un buen asesor puede ser lo que realmente necesitas para llevar tu negocio al siguiente nivel. Porque, al final, el objetivo es que tú puedas dedicarte a lo que realmente te apasiona y en lo que eres realmente bueno. Porque eso es lo que hace a tu empresa única. Y eso es lo que te hace único a ti.

Hablemos claro

Los consultores externos son un recurso estratégico clave para las empresas modernas, y su figura ha tomado relevancia desde mediados del siglo XX. Aportan perspectivas nuevas, habilidades especializadas y experiencias de una amplia gama de industrias que pueden ser de gran valor para tu negocio.

En términos simples, un consultor externo es un profesional que puede ayudar a tu empresa a solucionar problemas, mejorar la eficiencia, aumentar las ventas, y optimizar los procesos que se llevan a cabo. Los consultores pueden trabajar en una variedad de áreas, desde la estrategia empresarial hasta las operaciones internas, pasando por la tecnología, los recursos humanos o la comunicación corporativa.

A veces, cuando estás sumergido en tu empresa, es difícil tener una visión clara y objetiva de lo que está ocurriendo. Tu visión puede estar nublada por la familiaridad o el apego emocional. Por eso, contar con un consultor externo puede ofrecerte un nuevo prisma que te permita ver oportunidades y amenazas que antes no veías.

No debemos olvidar que un emprendedor o empresario puede ser un experto en su producto o servicio, pero eso no significa necesariamente que tenga la formación o las habilidades para gestionar eficazmente una empresa. Además, es difícil estar al día de todas las novedades y tendencias que pueden impactar en tu negocio.

Al igual que un entrenador personal te ayuda a optimizar tu rutina de ejercicio para lograr tus objetivos de salud y fitness, o un psicólogo te proporciona las herramientas para gestionar tus emociones y comportamientos, un consultor externo te guía a través de la complejidad del mundo empresarial.

Incluso si tu empresa va bien, siempre hay margen de mejora. Y un consultor externo puede ser ese elemento que te ayude a alcanzar todo tu potencial. No se trata de corregir lo que está mal, sino de optimizar lo que ya está funcionando y descubrir nuevas oportunidades de crecimiento.

Un consultor externo puede ser un verdadero catalizador de cambio y mejora para tu empresa. Veamos en más detalle por qué y cuándo podrías necesitar uno.

¿en qué puede ayudarme un consultor?

Cuando gestionas una empresa, a veces puedes sentir que te enfrentas a una montaña de retos que parece insuperable. Sin embargo, no tienes que enfrentarte a estos desafíos solo. Los consultores externos están ahí para proporcionarte la ayuda y la orientación que necesitas para superar estos obstáculos y llevar tu empresa al siguiente nivel.

Quizás te preguntes, ¿cómo puedo saber si necesito la ayuda de un consultor? Bueno, hay varias señales que podrían indicarte que tu empresa podría beneficiarse de sus servicios:

  1. Problemas persistentes: ¿Te encuentras enfrentando los mismos problemas una y otra vez? ¿Los intentos de solucionar estos problemas desde dentro de la empresa no han dado frutos? Esta puede ser una señal clara de que necesitas una nueva perspectiva, alguien desde fuera que pueda proporcionarte soluciones efectivas y duraderas.
  2. Pérdida de competitividad: Si ves que tus competidores te están adelantando o que tu empresa se está quedando atrás mientras el resto de tu sector avanza, podría ser el momento de buscar a un consultor que te ayude a entender dónde te estás quedando atrás y cómo puedes adaptarte a las nuevas tendencias del mercado.
  3. Disminución de la productividad: A veces, a pesar de los esfuerzos de tu equipo, los resultados no son los esperados. Un consultor puede ayudarte a identificar los obstáculos a la eficiencia y sugerir mejoras.
  4. Cambios significativos en el horizonte: Ya sea que estés considerando expandirte a un nuevo mercado, implementar una nueva tecnología o lanzar un nuevo producto, un consultor puede proporcionarte la orientación y el apoyo que necesitas para estos cambios.
  5. Dificultades en la toma de decisiones: ¿Te encuentras posponiendo decisiones porque no tienes claro cuál es el mejor camino a seguir? Un consultor puede ayudarte a analizar tus opciones, proporcionarte información objetiva y apoyarte en la toma de decisiones estratégicas.
  6. Falta de tiempo: Como dueño de un negocio o director del mismo, a veces puedes sentir que no tienes tiempo suficiente para atender todas las áreas de tu empresa que necesitan atención. Un consultor puede ayudarte a liberar tiempo, asumiendo algunas tareas y permitiéndote centrarte en otras prioridades.

A veces, la resistencia a buscar ayuda externa puede surgir del miedo al cambio o de la creencia de que buscar ayuda es un signo de debilidad. Sin embargo, es importante recordar que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino un paso hacia el crecimiento de tu marca.

Pero, ¿qué pasa con aquellos que piensan: “Todo eso lo puedo hacer yo buscando información por ahí”? La verdad es que, aunque es cierto que hoy en día tenemos acceso a una gran cantidad de información y recursos en línea, la cantidad de tiempo y energía que se necesita para buscar, filtrar y aplicar esa información puede ser enorme. Y eso sin mencionar que la información que encuentras en línea no siempre es confiable o relevante para tu situación específica.

En cambio, un consultor puede ahorrarte una cantidad significativa de tiempo y esfuerzo, proporcionándote información y soluciones personalizadas basadas en su experiencia y conocimientos especializados. En lugar de pasar horas y horas buscando información en línea, puedes obtener respuestas rápidas y precisas a tus preguntas, así como soluciones efectivas a tus problemas.

Además, incluso si tu empresa va bien, siempre hay margen para mejorar. Un consultor puede proporcionarte una nueva perspectiva y sugerirte formas de optimizar tus operaciones, mejorar tu eficiencia y aumentar tus beneficios.

No importa el tamaño de tu empresa o el sector en el que operes, contratar a un consultor puede ser una inversión valiosa que te ayude a alcanzar tus objetivos empresariales más rápidamente y con más eficiencia.

Si te encuentras en un punto donde te estás preguntando si necesitas la ayuda de un consultor, es posible que ya sea el momento de considerarlo. Recuerda, el objetivo de un consultor no es tomar decisiones por ti, sino proporcionarte las herramientas y la información que necesitas para tomar mejores decisiones. En última instancia, la decisión siempre será tuya. Pero con un consultor a tu lado, puedes estar seguro de que estarás tomando esas decisiones desde una posición de conocimiento y fuerza. Y eso es algo invaluable.

Por lo tanto, si sientes que tu empresa podría beneficiarse de la experiencia y el conocimiento de un consultor, te animamos a que explores esta opción. Podría ser el paso que necesitas para llevar tu empresa al siguiente nivel.

hasta ahora me ha ido bien sin ayuda

Eso es cierto, y no lo es.

Es cierto porqué has llegado hasta donde has llegado, y no es cierto porque siempre nos dejamos cosas atrás. Ya sea por nuestro sesgo o porqué no conocemos la totalidad del entorno en el que estamos trabajando, siempre siempre siempre hay algo que pasamos por alto.
Incluso a nosotros nos pasa con nuestra propia marca. A veces no vemos todas las oportunidades que tenemos frente a nosotros. Y, pese a ser consultores, hemos externalizado nuestras propias consultorías a grupos de expansión dedicados. Porque somos buenos consultores, pero no necesariamente buenos comerciales (por ejemplo).

Por supuesto, vivimos en la era de la información y es cierto que hay un amplio abanico de recursos disponibles en la web que pueden ayudarte a obtener conocimientos y solucionar problemas en tu negocio. Sin embargo, contratar a un consultor trae consigo una serie de ventajas que pueden ser difícil de replicar por uno mismo, tales como:

1. Conocimiento especializado: Los consultores están altamente especializados en su campo y tienen un profundo entendimiento de su industria. Han trabajado con múltiples clientes y han enfrentado una variedad de situaciones y desafíos. Este conocimiento y experiencia son invaluables y pueden ayudarte a evitar errores y tomar decisiones más efectivas.

2. Ahorro de tiempo: Investigar, aprender y tratar de implementar nuevas estrategias por tu cuenta puede llevar mucho tiempo. Un consultor ya tiene el conocimiento y la experiencia necesarios para llevar a cabo estas tareas de manera eficiente. Te permitirá centrarte en lo que mejor sabes hacer.

3. Perspectiva objetiva: Los consultores pueden proporcionar una perspectiva externa y objetiva que puede ser difícil de conseguir por uno mismo. Pueden identificar problemas y oportunidades que podrías pasar por alto debido a tu cercanía al negocio.

4. Soporte en la implementación: No es suficiente simplemente conocer una estrategia o solución; también es necesario implementarla correctamente. Los consultores pueden proporcionarte apoyo durante todo el proceso de implementación, asegurándose de que se logren los resultados deseados.

5. Acceso a una red de recursos: Los consultores a menudo tienen acceso a una red de recursos y contactos que pueden ser beneficiosos para tu negocio. Pueden conectarte con expertos en otras áreas, proveedores de servicios o incluso clientes potenciales.

A pesar de la gran cantidad de información que está disponible, hay un valor incalculable en la experiencia y la perspectiva de un experto. Contratar a un consultor puede ser una inversión valiosa que puede impulsar el crecimiento y el éxito de tu empresa.

Pero seguro que es caro

De nuevo, eso es cierto y, a la vez, no lo es.

Contratar a un consultor puede variar considerablemente dependiendo de varios factores, incluyendo su especialización, experiencia, la complejidad del proyecto, y el tamaño de tu empresa. Aquí es importante entender que contratar a un consultor no debería ser visto como un gasto, sino como una inversión. Aquí algunos puntos a considerar:

1. Retorno de la inversión (ROI): Si bien es cierto que la contratación de un consultor implica un coste inicial, también es probable que esta inversión te genere un retorno positivo. Ya sea ayudándote a aumentar tus ingresos, reducir gastos, mejorar la eficiencia de tus operaciones o evitarte errores que pueden resultar fatales, las mejoras que un consultor puede aportar a tu negocio suelen superar con creces el coste de sus servicios.

2. Flexibilidad: A diferencia de contratar a un empleado a tiempo completo, puedes contratar a un consultor solo cuando lo necesites. Esto puede ser especialmente útil si tienes necesidades específicas o temporales, o si tu presupuesto es limitado.

3. Costes indirectos: Ten en cuenta que cuando contratas a un consultor, no solo estás pagando por su tiempo y experiencia, también estás ahorrando en los costos indirectos asociados con la contratación de un empleado, como beneficios, impuestos, equipamiento y espacio de oficina.

4. Negociación: En muchos casos, los honorarios de los consultores son negociables. También puedes optar por un esquema de pago basado en resultados, lo que significa que solo pagarás (o pagarás más) si el consultor logra alcanzar ciertos objetivos o resultados.

La decisión de contratar a un consultor debe basarse en una cuidadosa evaluación de tus necesidades, tus objetivos y tu presupuesto. Un buen consultor estará dispuesto a trabajar contigo para encontrar una solución que se ajuste a tus capacidades financieras y te brinde el máximo valor.

diferencias entre un consultor y un asesor

Ambos términos, consultor y asesor, suelen usarse de manera intercambiable en muchos contextos, y ambos se refieren a profesionales que proporcionan consejos expertos a las empresas. Sin embargo, si nos ponemos estrictos, hay algunas diferencias sutiles entre los dos:

Consultor: Un consultor es generalmente un experto en un área específica que proporciona asesoramiento y orientación a las empresas sobre cómo mejorar sus operaciones, incrementar su eficiencia o manejar problemas específicos. Un consultor puede trabajar en un proyecto específico, analizando la situación de la empresa, identificando problemas y ofreciendo soluciones. Un consultor puede ser visto más como un “solucionador de problemas” que viene con un plan de acción detallado y a menudo participa en la implementación de ese plan.

Asesor: Un asesor, por otro lado, suele tener un enfoque más estratégico y a largo plazo. Los asesores generalmente trabajan más estrechamente con la dirección de la empresa para proporcionar orientación en áreas como la estrategia empresarial, la planificación financiera o la gestión del cambio. Los asesores pueden estar más orientados a proporcionar orientación y sugerencias, dejando la implementación a la empresa.

Estas diferencias no son reglas estrictas y las líneas entre los dos roles pueden ser borrosas. Muchos profesionales funcionan tanto como asesores como consultores en diferentes situaciones, y lo que realmente importa es encontrar un profesional que pueda satisfacer tus necesidades específicas.

entrando en el proceso

El proceso de trabajar con un consultor o asesor puede variar dependiendo del profesional y de la naturaleza del trabajo, pero aquí te dejo un esquema general de cómo podría desarrollarse:

  1. Identificación de las necesidades de la empresa: En esta fase inicial, la empresa identifica los desafíos, problemas o áreas de mejora que desea abordar. También es el momento de decidir si se necesita la ayuda de un consultor o asesor externo para abordar estos problemas.
  2. Búsqueda y selección del consultor: Una vez identificadas las necesidades, la empresa inicia la búsqueda de un consultor o asesor que tenga las habilidades y experiencia necesarias. Esto puede implicar buscar recomendaciones, leer opiniones y realizar entrevistas.
  3. Definición del alcance del trabajo: Una vez seleccionado el consultor, se define el alcance del trabajo. Esto incluye establecer los objetivos, determinar las áreas de enfoque, acordar los plazos y discutir los honorarios.
  4. Fase de descubrimiento y análisis: El consultor realiza una evaluación profunda de la empresa y sus procesos para entender los desafíos y oportunidades. Esto puede implicar entrevistar a miembros del equipo, analizar los datos de la empresa y estudiar el entorno de la industria.
  5. Desarrollo de estrategias y soluciones: Basándose en el análisis, el consultor desarrolla un plan de acción y estrategias para abordar los desafíos identificados.
  6. Implementación de las soluciones: Dependiendo del alcance del trabajo, el consultor puede ayudar a implementar las soluciones propuestas o puede proporcionar orientación mientras el equipo de la empresa lleva a cabo la implementación.
  7. Seguimiento y evaluación: Una vez implementadas las soluciones, el consultor suele hacer un seguimiento para evaluar el impacto y realizar ajustes si es necesario.

Es importante recordar que este es un proceso colaborativo. Para que el trabajo del consultor sea efectivo, es vital que haya una buena comunicación y cooperación entre el consultor y la empresa.

creo que lo tengo todo mucho más claro

Un consultor externo es una herramienta para ayudar a tu empresa a solventar por los desafíos empresariales, a identificar oportunidades de mejora y a implementar soluciones eficaces. Cómo hemos dicho, no es una señal de debilidad solicitar ayuda externa. Al contrario, muestra que te tomas en serio el éxito de tu negocio y estás dispuesto a invertir en su crecimiento y mejora continua.

Contratar a un consultor no significa que no sepas dirigir tu negocio. En cambio, significa que reconoces el valor de una perspectiva externa y de la experiencia especializada. Los consultores viven y respiran problemas empresariales y de estrategia todo el día. Tienen una amplia gama de experiencia y conocimientos que pueden ser de gran valor para cualquier empresa.

En EasyIntegra, nuestro equipo de consultores expertos tiene un historial probado en la ayuda a empresas como la tuya a alcanzar sus objetivos de manera más eficiente. Ya sea que necesites ayuda con la estrategia empresarial, la mejora de procesos, la integración de tecnologías o cualquier otro desafío, estamos aquí para apoyarte y orientarte.

Recuerda que la decisión de contratar a un consultor debe basarse en las necesidades y circunstancias únicas de tu empresa. No todos los problemas requieren de un consultor y hay veces que la solución puede estar dentro de tu propio equipo. Sin embargo, cuando enfrentas desafíos que superan tus capacidades internas, o simplemente quieres una perspectiva fresca, un consultor puede ser exactamente lo que necesitas.

Finalmente, no olvides que la relación con un consultor es una colaboración. Para sacar el máximo provecho de esta asociación, es importante que mantengas una comunicación abierta, que establezcas expectativas claras y que estés dispuesto a hacer los cambios necesarios para mejorar. Porque al final, la meta es la misma: hacer que tu negocio prospere y crezca.

Nosotros, estamos comprometidos a ayudarte a hacer justamente eso.

para finalizar

Gracias por haber llegado hasta aquí y leer este artículo. Esperamos que te haya proporcionado una mayor claridad sobre los beneficios que un consultor puede aportar a tu empresa.

Nuestro objetivo siempre ha sido ayudar a las empresas a alcanzar su máximo potencial, proporcionando soluciones personalizadas que se adapten a tus necesidades específicas. Ya sea a través de nuestras consultorías personalizadas, nuestros recursos de aprendizaje en línea, o simplemente como un sitio seguro al que acudir cuando te enfrentas a un desafío empresarial, estamos aquí para ayudarte.

Sabemos que cada empresa es única y que lo que funciona para una puede no funcionar para otra. Por eso, te animamos a que nos contactes para hablar más a fondo sobre cómo podemos adaptar nuestros servicios a tus necesidades específicas.

Y recuerda, independientemente de los desafíos a los que te enfrentes, no tienes que hacerlo solo. Estamos aquí para apoyarte. ¡Juntos somos más! (Más eficientes, más orientados, más proactivos, simplemente “más”…)

Nos vemos la próxima semana.

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