Tiempo de lectura: 13 minutos

Entender el EBITDA – Lo que debes saber

IA

La economía de una empresa nunca es fácil. Cuando gestionas personal, local, impuestos y distintas fuentes de ingreso, puede resultar difícil de manejar. Sin embargo, hay una métrica que destaca por su relevancia en la evaluación de la salud financiera de una empresa: el EBITDA. Pero, ¿qué es exactamente y por qué es tan importante entender el EBITDA?

EBITDA es un acrónimo que proviene del inglés “Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation, and Amortization“, que en español se traduce como “Beneficio antes de Intereses, Impuestos, Depreciaciones y Amortizaciones“. Este indicador financiero fue desarrollado en los años 80 por los analistas de Wall Street para evaluar la rentabilidad operativa de las empresas, independientemente de sus estructuras de financiación e impuestos.

En su esencia, el EBITDA permite entender cuánto dinero genera una empresa antes de tener en cuenta aspectos como el pago de intereses, impuestos, depreciación y amortización. Es como la “línea de fondo” de una empresa, revelando cuánto dinero se ha ganado a partir de sus operaciones principales.

Es importante destacar que el EBITDA es una medida de rentabilidad, pero no de flujo de caja. Por tanto, aunque puede ayudar a dar una imagen de la rentabilidad operativa, no refleja cuánto dinero entra y sale de la empresa en términos de efectivo.

Además, es fundamental que las cifras utilizadas para calcular el EBITDA sean precisas y coherentes. Por ejemplo, si una empresa informa regularmente de un EBITDA elevado pero tiene un flujo de caja negativo, puede ser una señal de alarma para los inversores y los analistas.

En el ámbito global, el EBITDA es una métrica clave, ya que permite comparar la rentabilidad de diferentes empresas, sin tener en cuenta las decisiones de financiación o los regímenes fiscales. Esto la convierte en una herramienta básica para tomar decisiones sobre inversiones y estrategias empresariales.

Así pues, entender el EBITDA y cómo se calcula es imperativo para cualquier persona involucrada en la gestión empresarial. Sin un conocimiento sólido de esta métrica financiera, se podría tener una visión distorsionada de la verdadera rentabilidad y eficiencia operativa de una empresa.

Como en cualquier otro país, en España el EBITDA también es una métrica crucial tanto para las empresas como para los inversores. En el panorama empresarial español, el EBITDA cobra especial relevancia para evaluar la eficiencia operativa y la rentabilidad de las empresas.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2022, el EBITDA medio de las empresas españolas se situó en el 9,5%. Sin embargo, esta cifra puede variar considerablemente dependiendo del sector de actividad. Por ejemplo, las empresas de tecnología y telecomunicaciones suelen tener un EBITDA más alto, mientras que en industrias como la retail o la manufactura, la cifra suele ser más baja.

A la hora de evaluar el EBITDA de una empresa española, es crucial tener en cuenta factores como la coyuntura económica, la normativa fiscal vigente y las particularidades del sector de actividad. Por ejemplo, en épocas de recesión económica, es habitual ver cómo el EBITDA de muchas empresas se reduce, mientras que en épocas de crecimiento económico, la tendencia suele ser la contraria.

 

la estructura del ebitda

La estructura de un EBITDA es bastante sencilla si tienes conocimientos de Excel. Pero tranquilo, vamos a pensar que no tienes mucha idea y te lo vamos a explicar despacio.

Para comprender completamente el EBITDA, es útil desglosarlo y entender cómo calcularlo tú mismo. Veamos un ejemplo práctico. Supongamos que estás utilizando una hoja de cálculo para hacer seguimiento de tus finanzas mensuales.

  1. Comienza creando una tabla en tu hoja de cálculo. Pon tus meses en las columnas y las diferentes categorías de ingresos y gastos en las filas. Asegúrate de incluir una fila para los ingresos totales, gastos operativos, intereses, impuestos, depreciación y amortización.
  2. Añade tus cifras mensuales a la tabla. Haz esto para cada mes del año.
  3. Para calcular tu EBITDA mensual, resta tus gastos operativos, intereses, impuestos, depreciación y amortización de tus ingresos totales. El resultado es tu EBITDA para ese mes.
  4. Haz esto para cada mes del año, y luego suma los EBITDA mensuales para obtener tu EBITDA anual.

Aquí te dejo un ejemplo de cómo podría verse tu hoja de cálculo:

 

Ve añadiendo los cálculos que sean necesarios para ti. Índice de crecimiento, peso de carga financiera por meses, predicción de facturación…

En este modelo puedes ver distintos datos que no te hemos mencionado, ya que es un modelo pormenorizado, preparado para analizar el rendimiento mes a mes y prever los ingresos que esperamos con crecimiento fijo por meses.

¿Qué datos incluyo ?

En tu EBITDA, la información que debes incluir debe estar lo suficientemente detallada como para proporcionarte una visión clara de las operaciones de tu negocio, pero no tanto como para que se convierta en una tarea abrumadora. Aquí te dejo algunos consejos sobre cómo decidir qué incluir:

  1. Detalla tus ingresos: Deberías tener una idea clara de dónde provienen tus ingresos. Si tienes varias líneas de productos o servicios, puede ser útil desglosar tus ingresos por cada uno de ellos. Esto puede ayudarte a identificar qué partes de tu negocio son más rentables y cuáles podrían necesitar mejoras.
  2. Desglosa los gastos: Similar a tus ingresos, es útil desglosar tus gastos en categorías. Esto podría incluir gastos de personal, costes de materiales, costos de marketing, etc. Esta desagregación te permite identificar áreas en las que podrías ser capaz de reducir costos.
  3. Separa los gastos operativos y no operativos: El EBITDA se centra en los resultados de tus operaciones empresariales, así que es importante separar los gastos que están directamente relacionados con la producción de tus bienes o servicios (gastos operativos) de aquellos que no lo están (gastos no operativos).
  4. Utiliza números de ingresos: El EBITDA se calcula a partir de tus ingresos, no de la facturación. Asegúrate de que estás utilizando los números correctos. Los ingresos representan el dinero que has recibido por bienes o servicios que ya has entregado, mientras que la facturación representa el dinero que se te debe por bienes o servicios que has vendido, independientemente de si has recibido el pago o no.

Recuerda, tu EBITDA es una herramienta para ayudarte a entender tu negocio. El nivel de detalle que decidas incluir debe proporcionarte información útil sin abrumarte con demasiados detalles.

¿Y si mi modelo es a crédito y prefiero añadir la facturación?

Es importante destacar que la facturación y los ingresos no son lo mismo. La facturación se refiere a las ventas totales generadas por una empresa durante un período específico, independientemente de si se ha recibido el pago. En cambio, los ingresos representan el dinero efectivamente recibido por los productos o servicios vendidos.

Cuando se realiza un EBITDA, generalmente se basa en los ingresos, ya que este cálculo tiene como objetivo medir la rentabilidad operativa. Los ingresos son una medida más precisa de los flujos de efectivo que están realmente entrando en tu negocio.

Si eliges hacer tu EBITDA basándote en la facturación, corres el riesgo de sobrestimar tus ingresos. Por ejemplo, si has facturado a un cliente pero todavía no has recibido el pago, contabilizar esa venta en tu EBITDA puede dar una imagen incorrecta de la salud financiera de tu empresa. Por tanto, es recomendable usar los ingresos en lugar de la facturación al calcular el EBITDA.

Si trabajas a crédito y estás más interesado en el rendimiento de tu equipo de ventas, entonces sí, tiene sentido que quieras basar tu EBITDA en la facturación. Sin embargo, te sugiero que también mantengas un ojo en los ingresos. Aquí es donde un buen sistema de contabilidad puede ser muy útil para ayudarte a hacer un seguimiento de las facturas pendientes de cobro y los ingresos que realmente has recibido.

Tener en cuenta tanto la facturación como los ingresos te dará una imagen más completa de la salud financiera de tu empresa. La facturación te mostrará cómo se están desempeñando tus ventas, mientras que los ingresos te mostrarán cuánto de ese dinero realmente está llegando a tu cuenta bancaria.

Si decides basar tu EBITDA en la facturación, solo recuerda que esto te mostrará la rentabilidad potencial de tu empresa, no necesariamente la rentabilidad real. Por lo tanto, siempre es útil tener en cuenta los ingresos también.

En cualquier caso, si decides ir por este camino, te sugeriría que también hagas un seguimiento de las cuentas por cobrar y las provisiones para cuentas dudosas. Esto te permitirá tener una imagen más precisa.

Creo que es muy complicado

Entiendo tus preocupaciones, la gestión financiera puede ser complicada, especialmente cuando se trata de conceptos como el EBITDA. Aquí es donde un consultor financiero o un asesor empresarial puede ser de gran ayuda. Pueden ayudarte a entender estos conceptos, a establecer el sistema de seguimiento financiero adecuado para tu empresa y a interpretar los resultados para tomar decisiones informadas.

El EBITDA es una herramienta muy útil, pero como todas las herramientas, es más efectiva cuando se entiende y se usa correctamente. No te desanimes si te parece complicado al principio. Con el tiempo y la práctica, te resultará más fácil de entender y podrás ver el valor que puede aportar a tu negocio.

Mantén la Coherencia

La transparencia y la integridad en las finanzas son fundamentales para una empresa, especialmente en relación con el EBITDA.

Es comprensible que cualquier empresa quiera presentarse a sí misma bajo la mejor luz posible, especialmente cuando busca atraer a inversores o nuevos clientes. Sin embargo, si el EBITDA de tu empresa está significativamente por encima del promedio de tu sector, esto podría levantar algunas banderas rojas.

Aquí es donde la coherencia del EBITDA entra en juego. Los inversores suelen tener una comprensión sólida del rango de EBITDA promedio en un sector determinado. Si tu empresa informa de un EBITDA que supera significativamente ese rango, pueden surgir preguntas. ¿Están inflados los números? ¿Están ocultos los costos o las deudas? ¿Son las ventas realmente tan fuertes como se informa? ¿Ha saneado la imagen haciendo despidos masivos para abaratar los costes? ¿Ha empobrecido la calidad del servicio para aumentar su margen?

Inflar los números para hacer que tu empresa parezca más atractiva puede parecer una buena idea a corto plazo, pero a largo plazo puede dañar la reputación de tu empresa y la confianza que los inversores, clientes y otros grupos de interés tienen en ti. La falta de coherencia para con el mercado puede generar desconfianza y cuestionamientos sobre la gestión y la sostenibilidad de tu empresa.

Además, si un inversor detecta inconsistencias en tus finanzas, es posible que se pregunte dónde más podrías estar ocultando la verdad. Esto podría llevar a una mayor escrutinio de todas las áreas de tu negocio, lo que podría descubrir problemas que preferirías mantener en privado.

Mantener un EBITDA coherente con el promedio de tu sector no solo es una cuestión de integridad, sino también una estrategia inteligente de negocio. Te permite establecer metas realistas, planificar de manera efectiva para el futuro y construir relaciones de confianza con los inversores y otros grupos de interés.

Para que te hagas una idea, cada sector tiene su horquilla de EBITDA:

  1. Sector tecnológico: Las empresas tecnológicas, especialmente las empresas de software, a menudo tienen un alto EBITDA debido a sus bajos costos de producción directa y altos márgenes brutos. Es común que estas empresas tengan un EBITDA de entre 30% y 40%, y a veces más.
  2. Sector de servicios: Las empresas de servicios pueden tener un amplio rango en sus márgenes de EBITDA dependiendo de su modelo de negocio. Un consultorio médico puede tener un EBITDA de alrededor del 30%, mientras que un restaurante puede tener un EBITDA más cerca del 10-15%.
  3. Industria manufacturera: Este sector suele tener márgenes más bajos debido a los altos costes de producción. Un EBITDA del 10-20% sería bastante típico para una empresa de manufactura.
  4. Sector minorista: Las empresas minoristas a menudo operan con márgenes bajos, por lo que un EBITDA del 5-10% podría ser normal.
  5. Sector inmobiliario: Las empresas inmobiliarias suelen tener un EBITDA alto debido a la naturaleza de sus activos. Pueden tener un EBITDA de hasta 30-40% o más.
  6. Sector energético: Las empresas energéticas, especialmente las que operan en el sector del petróleo y gas, pueden tener un EBITDA de hasta el 50% o más, dependiendo de las fluctuaciones del precio de las materias primas.

Estos números son solo orientativos y pueden variar considerablemente entre las empresas individuales y a lo largo del tiempo. El EBITDA también puede ser afectado por una variedad de factores, incluyendo la gestión de costes, la estrategia de precios, y los cambios en el mercado o en la economía en general.

¿Y si descubro que mi EBITDA es negativo?

Un EBITDA negativo puede ser una señal de alerta de que tu empresa está muriendo lentamente. Pero es importante entender que no siempre significa que estás al borde de la quiebra. En realidad, puede ser simplemente una indicación de que tu empresa está en una etapa de crecimiento intensivo, realizando inversiones significativas en infraestructura, personal o desarrollo de productos, por ejemplo.

Aquí te dejo algunas pautas sobre cómo manejar un EBITDA negativo:

  1. Analiza en profundidad: El primer paso para abordar un EBITDA negativo es comprender exactamente de dónde vienen tus pérdidas. ¿Son el resultado de gastos operativos elevados, una disminución en las ventas, un alto nivel de deuda, o algo más?
  2. Identifica las áreas problemáticas: Una vez que entiendas la fuente de tus pérdidas, puedes comenzar a buscar áreas donde puedas reducir costes o incrementar ingresos.
  3. Crea un plan: Después de identificar las áreas problemáticas, necesitarás un plan sólido para abordarlas. Esto puede implicar recortes de presupuesto, reestructuraciones organizacionales, nuevos esfuerzos de ventas y marketing, o una combinación de todas estas.
  4. Considera la ayuda profesional: Si estás luchando para abordar un EBITDA negativo por tu cuenta, puedes considerar buscar la ayuda de un consultor financiero. Un profesional con experiencia puede proporcionarte una perspectiva distinta y orientarte hacia soluciones que quizás no hayas considerado.
  5. Comunicación clara: Si tu empresa tiene inversores, asegúrate de comunicarles la situación de manera transparente. Explica por qué tu EBITDA es negativo y qué estás haciendo para solucionarlo.

En resumen, necesitas revisar tus operaciones y tomar medidas para mejorar tu rentabilidad. Pero con el análisis y la planificación adecuados, puedes arreglarlo y poner tu empresa en un camino hacia la estabilidad financiera.

¿Y si lo tengo DEMASIADO en positivo?

Un EBITDA alto puede ser una gran noticia, ya que indica que tu empresa está generando beneficios antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización. Sin embargo, un EBITDA extremadamente alto puede ser motivo de revisión y cautela.

Aquí hay algunos puntos a tener en cuenta:

  1. Análisis detallado: Si tu EBITDA es significativamente más alto que el promedio de la industria, deberías analizar en detalle por qué esto está ocurriendo. ¿Has descubierto un modelo de negocio altamente eficiente que tus competidores aún no han adoptado? ¿Tienes un producto o servicio de gran demanda que está generando ingresos excepcionales? O ¿Podría haber un error en tus cálculos o supuestos?
  2. Verificación con los inversores: Si estás buscando inversión, un EBITDA muy alto puede generar cierta desconfianza en los inversores. Al igual que un EBITDA demasiado bajo, un número excesivamente alto puede parecer inverosímil. Por lo tanto, si tus números son correctos, deberías estar preparado para demostrar y explicar a los posibles inversores por qué tu EBITDA es tan elevado.
  3. Preparación para el futuro: Si bien un EBITDA alto es positivo, no debes caer en la complacencia. Recuerda que los mercados y las circunstancias empresariales pueden cambiar rápidamente. Continúa invirtiendo en tu negocio, innovando y preparándote para futuros desafíos.
  4. Asesoramiento profesional: Si tu EBITDA es extremadamente alto, podría ser útil buscar el asesoramiento de un consultor financiero o de un gestor experimentado. Ellos pueden ayudarte a revisar tus números, identificar cualquier área de preocupación y darte una perspectiva objetiva.

para finalizar

Esperamos que esta guía te haya ayudado a entender un poco mejor el universo del EBITDA. Ahora, la próxima vez que alguien mencione esta sigla en una reunión, podrás seguir la conversación y, quién sabe, tal vez hasta aportar tu propio análisis.

Eso sí, si a pesar de todo esto sigues sintiendo que la economía es más incomprensible que la trama de una película de David Lynch, no te preocupes. No todos podemos ser contables… ni cineastas surrealistas.

Y recuerda, no te agobies intentando hacer todo por ti mismo. Contar con el asesoramiento de expertos no es signo de debilidad, sino de inteligencia estratégica. Si necesitas ayuda para entender tus finanzas, realizar proyecciones o simplemente quieres un poco de orientación, no dudes en contactarnos. No somos tan divertidos como los Monty Python, pero somos bastante buenos con los números. Y quién sabe, a lo mejor hasta te contamos un chiste.

¡Hasta la próxima! Y recuerda, lo que decía Errol Flynn: “El dinero es un mal necesario que debe afrontarse con una actitud despreocupada.”

(Dale al botoncito de abajo si quieres nuestra plantilla de EBITDA en Google Sheets)

NUESTROS LIBROS